viernes, 10 de septiembre de 2010

those yellow guys

He pasado muchos momentos de mi vida, dedicándoselos al profundo análisis de algo que forma parte de nuestra vida cotidiana. Es algo más, que está ahí, y que aunque cada uno lo aprecie de formas distintas, todos sabemos de su existencia.

Pero mi análisis no va para la generalidad del mundo. Va para aquellos (que de todas maneras somos la gran mayoría) que tomamos ésto como algo propio. Es una especie de ritual, en el que todos compartimos algo que nos es común. Podrá no haber ningún tema de conversación, pero siempre podés acudir a ésto, porque todos lo tenemos adquirido y te logra conectar con el otro de una manera increíble. Más allá de los gustos o preferencias que tengas, todos vamos a sentir eso que contás, talvez de maneras distintas, pero todos nos acordamos de ello. Es algo que jamás deja de nombrarse, y que no hay un día de nuestras vidas en el que no pase algo que este influenciado por esto: un comentario, verlo, charlarlo, escucharlo. Siempre está. Es parte imprescindible de mi vida y la de al menos, mi grupo de amigos.
Obviamente estoy hablando de ellos: The Simpsons.


¿Cuántas veces una situación de tu vida te hizo acordar a un capítulo de los Simpsons? ¿Cuántas veces estabas charlando con un amigo y se te vino a la mente un chiste de los Simpsons, lo compartiste y se cagó de risa? ¿Cuántas horas pasaste viendo los Simpsons a lo largo de toda tu vida? ¿Cuántas risas compartiste con amigos, familiares, viendo o hablando de los Simpsons? Si te ponés a pensar un segundo, ¿cuántos capítulos de los Simpsons te sabés de memoria?, ¿cuántas escenas?
Odio la palabra religión, pero es la única que se me ocurre para describir la relación que tengo con esa serie. Los Simpsons son lo mejor que le pasó al mundo audiovisual desde sus comienzos hasta hoy. Amén.

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