sábado, 9 de julio de 2011

Sábado, muerte.

Hoy fue uno de esos días que no sólo no sirvieron de nada productivo, sino que te bajan la moral hasta lo màs profundo de un pozo sin fondo.

Me desperté sintiéndome como el culo. La garganta, pidiendome a gritos que la cambie. Mi cabeza, preguntándose por que mierda había salido el día anterior si ya no me sentía bien. Mi cuerpo, dolorido por la caminata sin sentido que tuve que pegarme ayer (desde Yerbal y Rojas hasta Humahuaca y Mario Bravo). Simplemente, todo mal. Mi gato, acostado, me miraba con esa carita que me pone cuando sabe que no la estoy pasando bien.

Me bañé, me vestí, me mandé un ibuprofeno y un caramelo antibiótico, y me mandé de nuevo a la cama. Realmente estaba para volver a dormirme. Prendo la tele esperando los Simpsons: La Niñera argentina. Por dios, Florencia Peña intendando ser The Nanny es lo peor que vi en mi vida. Horrible. Apago la tele y eventualmente tuve que levantarme para almorzar. Comida recalentada de hace como una semana, que rico. De vuelta a la cama, por suerte ya con los Simpsons en la tele.

Mis viejos recién ahí entendieron que estaba mal y me llamaron a un médico. Entra a mi cuarto y lo primero que dice: "mirá en la colcha que me tengo que sentar... soy hincha de Belgrano yo, cordobés."Pero mirá que interesante. Faringitis aguda. Esas enfermedades que te dicen "no podés hacer nada, reposo nomás". Y sí, reposo, otra no me queda. Lástima que mañana sea presidente de mesa y la puta que lo parió.

Me receta unos caramelos antibióticos pero bien copados y se va. Mi viejo: "termina el partido de Brasil y te los voy a comprar". Un capo, la farmacia está a ... una cuadra. En fin, arranca el partido. Por suerte pude ver algo de fútbol en esta Copa aburrida. Pero hasta que Brasil no empato, la pasé mal. Sí, odienme, pero banco a muerte a Brasil. Es así, me gusta el buen fútbol. Lo peor es que grité los dos goles y la poca voz que tenía se fue por el inodoro. Bien Anita.

Y así seguí, acá tirada. Intenté estudiar, pero me quedaba dormida. Intenté leer las intrucciones para presidente de mesa, pero me quedé dormida. Creo que mi cerebro, mi garganta y yo necesitamos unas buenas vacaciones.

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