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Llegó otro mundial. Es el quinto mundial que vivo, pero solo el cuarto que recuerdo. Es el segundo mundial que vivo plenamente con mis amigos, pero es el primero que vivo con mis actuales mejores amigos.
Creo que no hay nada que disfrute más que un mundial. Ver a las mejores selecciones del mundo, en partidos todos decisivos, dando siempre lo mejor y hasta el final. Viendo futbol en serio, todo el día y a toda hora. Explorando equipos a los que capaz nunca antes prestaste atención, y siguiendo a aquellos que siempre viste. Los mejores jugadores del mundo, derrochando magia en el campo de juego. Las apuestas, los rituales, la mística futbolera de todos los días, pero elevada a una potencia sin igual.
También hay muchas que detesto de los mundiales. Las mil propagandas, todas iguales, que muestran un patriotismo inexistente y un amor al país que sólo existe cuando somos reconocidos mundialmente por algo. Ese patriotismo vacío e hipócrita que muestra el pueblo argentino, cuando lo único que estamos haciendo es hinchar por un equipo de futbol, no por un país. La cantidad de señoras que creen que saben futbol por ver el mundial, y.. no.
Como todo en la vida, tiene distintos componentes, y diferentes condimentos.
Pero que bueno que haya otro mundial parta disfrutar del buen futbol, y para tener las esperanzas una vez más de que, talvez.. este sea el año.
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