viernes, 6 de enero de 2012

1984

El pasado había muerto.
El futuro era inimaginable.
Tenía muchos planes para cuando terminase de rendir. Demasiados diría yo. Era bastante evidente que no iba a poder cumplirlos todos. Sin embargo, para mi sorpresa, cumplí varios. Un ejemplo de ello es que cada mañana me levanté tempranito y salí a andar en bicicleta. No piensen que lo hago para bajar de peso o algo así. Sería una estupidez dado que mi dieta en verano es papas fritas, maní, fernet con mucho hielo y cerveza fría, con alguna comida en serio cada tanto. Otro ejemplo es que finalmente ordené y limpié mi pieza, después de años de prometérmelo y no hacerlo. Encontré muchas cosas flasheras y ahora tengo mucho espacio. Además, reciclé varias remeras que ni usaba. También pantalones y demáses. Tengo más ropa de la que creí tener.

Pero lo mejor de todo, fue haber leído este libro tan inmenso: 1984. Al limpiar mi pieza, me encontré con que tenía cantidad de libros sin leer. Me los apilé al lado de la cama y me propuse leerlos. Sin embargo, cuando estaba a punto de comenzar con "El abogado del diablo" de Morris West, un pensamiento me invadió. Hacía rato me había prometido a mí misma leer 1984. Lo había empezado a leer hacía varios años, pero en inglés. Ni siquiera lo había terminado porque en ese momento no acostumbraba a leer en inglés y se me había complicado bastante.

Así que, no lo dudé mucho más. Lo busqué online y lo leí en la computadora, a pesar de que odio hacer eso. Realmente, es un libro que no tiene desperdicios. Una vez más George Orwell no me defrauda. Mi humilde consejo: si no lo leyeron, háganlo. Te hace reflexionar sobre un montón de cosas de la actualidad, habiendo sido escrito hace ya más de 50 años. Todo un visionario Orwell.

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