sábado, 18 de diciembre de 2010

El arca de la piba

No puedo dejar de sentirme triste. "¿Algún día será esta vida hermosa?", se preguntaba el Indio allá por el 2000 , y me lo pregunto yo hoy y cada día que pasa. Dejé atrás a la preadolescente depresiva que creaba problemas donde no los había, y que sólo pedía un poco de atención. Pasaron ya aquellos momentos en los que lloraba por las noches por no sentirme querida, por sentirme sola. Ya tengo otra visión de la vida, de la gente, y de la mayoría de las cosas. Pero aún así, llegado este punto en la vida, este momento de cambios bruscos, me siento al borde del abismo. Siento que la más leve brisa me tirará hacia el pozo y que esta vez me va a costar salir, en serio. Me veo mal, a veces ni siquiera quiero verme. ¿Cuándo llega el momento de sentirme finalmente plena? ¿Llegará? Hace tanto que lo espero, que ya estoy perdiendo las esperanzas. Estuve todo este tiempo, sintiéndome bien por mí misma, por mis amigos. Pero, en algún momento, quiero dejar de fingir que todo está bien. Por un segundo quiero sentirme bien, sin necesidad de forzar una sonrisa. No quiero tragar más nudos. No quiero guardarme las lágrimas. No quiero que me limiten más, ni que me insulten. ¿Será posible?

Si siempre que llovió, paró, o esta lluvia para rápido o tengo que empezar a construirme un arca antes de ahogarme.

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