martes, 3 de agosto de 2010

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Volver de un viaje tiene cosas lindas y cosas no tan lindas. Mi vuelta fue bastante buena de todas maneras. El viaje se me hizo bastante corto, dormitando entre las glorias que lleve dentro de mp3 (una de las mejores complicaciones que hice en mucho tiempo, nunca más acertada). Llegué de noche, y ni bien llegué, dejé las cosas y me fui a reunir con los pibes. Lo único que me faltó en las vacaciones, era estar con ellos, y fue lo primero que cumplí al llegar. Además de recordar como cambian los flashes cuando estoy con ellos, es otra cosa.
Después, estuve más tranquila que nunca. El viaje me lleno de paz y armonía. Largué toda la tensión y las mierdas que tenía en la cabeza, allá en el sur. Dejé todo lo que tenía atragantado. Y pude resolver dentro mío la mayoría de los conflictos que estaban atormentando mi tranquilidad, mi equilibrio interno.
Alejé a todos los fantasmas, y me dispongo a aprovechar este buen momento en mí para progresar un poco, o al menos estar un poco más feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena foto, y que buena onda irse a un lugar así y despejarse la cabeza un tiempo :)

Un viaje a donde sea nunca está de mas.

virgin suicide dijo...

Tú lo has dicho, un viaje a donde sea, nunca, jamás, está de más. Cambiar el aire te desconecta la mente un poco de toda la mierda a la que vivimos somewtidos, y te refresca el alma.
Gracias por lo de la foto :) El paisaje no da lugara fotos feas.