lunes, 3 de junio de 2013

No te siento cerca; te siento dentro de mi.
No te hablo sobre mi historia, te comparto mi vida.
No te doy cariño, te ofrezco mi querer.
No te cuento como soy, me abro totalmente.

Quiero que me veas completa y desnuda. Sentir tu necesidad de poseerme. Tu tacto, tu respiración buscando invadirme toda. Una invasión pacífica, que te espera con las puertas abiertas. Y es que al verte ya no puedo negar que hallé la llave a mi interior. Encontré la forma de encontrarme. Sin embargo, no lo ves, te miento y me crees. ¿No percibís en mi mirada, en mi piel, mis falacias impunes? En cierto momento mi boca no abandonará mi rostro debido a mi cobardía. Pero ¿pero será la verdad siempre necesaria? Es como resolver un enigma... si te proveo la respuesta ya no tendrás qué descifrar.

Mi anhelo es conducirte a descifrarme. Ver en tus una pasión que dirija tal descubrimiento. Te siento tan cerca percibo tu emoción pero es tan escasa endeble, como aquella llama que por falta de gas agoniza en la cocina. Pareciera que no existe decisión sino experimentación. Vas, venís y yo invito a quedarte. Una puerta siempre abierta habrá... podés entrar y también salir. Sobretodo, podés quedarte. Incluso en silencio y pensando en otra cosa. Incluso pensando en nada. Solo sentirte cerca expulsa la soledad dentro de mí que tanto me aqueja. Pero es mi herido corazón el que exige seguridad, una demostración de total devoción. ¿Será posible que de vos provenga? ¿O deberé resignarme a que mi piel elija a otro, hoy que tan encariñada se encuentra con vos? Mi mayor temor es que ella termine tan resignada que se vaya de mí y no pueda volver vestirla.

No hay comentarios.: