No voy a negar que aún hay momentos en los que el miedo forma parte de mis pensamientos, pero, siento que es la primera vez en mi vida en la que me encuentro
tranquila. No puedo decir que todo en mi vida va bien, pero tampoco es necesario llegar al extremo.
Nunca fui una persona del todo segura de sí misma. Talvez me mostré siempre así hacia afuera, con la gente, pero en mi interior siempre estuve llena de inseguridades. Pero en este último tiempo, logré desprenderme de la mayoría de ellas. Me di cuenta de que lo principal es sentirse cómodo con uno mismo, y que de esa manera, la gente respondía mejor, y hasta uno mismo se sentía mejor.
Hay que aprender a darle importancia a pocas cosas en la vida, y en consecuencia, vas a tener muchas menos preocupaciones. Hay un montón de cosas que son triviales, a las que no hay que darles tanto tiempo de nuestras mentes. Y así, aprovechar todo lo que te queda, para aquellas cosas que al final terminan valiendo mucho más la pena.
De esta forma es que hoy estoy, tranquila. No sé si puede decirse que estoy feliz. No sé si en realidad la felicidad puede ser un estado permanente en sí. Creo más en la existencia de simples momentos felices en la vida. Pequños y memorables momentos que nos llenan el alma. Hoy, tengo muchos momentos así para recordar, que me dibujan una sonrisa al pensar en ellos.
Y mientras, pienso en aquellas pocas cosas que ocupan mi mente, que casualmente también dibujan una sonrisa en mi rostro. Y estoy relajada, sabiendo que no siempre todo va a estar bien, pero sabiendo que, con lo que hoy tengo estoy bien, no pretendo más de la vida ni de nadie, no pretendo que nada cambie.
Y sí, logré al fin y después de tanto pensar, de tanto sufrir, de tanto llorar al pedo, de tanto maquinarme, de tantas cosas, logré decirlo:
"Estoy tranquila, estoy bien".
